El día después del cariño siempre se siente bien, y más si es sábado. Durar un poco más en la cama, disfrutar de un bonito sueño y hacer lo que se tiene que hacer en casa, ese era el plan, hasta que un mensaje aviso que tendría que salir.

La ropa diaria está sucia, pero es un buen momento para ponerse el vestido blanco en un día caluroso. Sali de casa sin el desayuno, pero de buen humor y corriendo para ganar tiempo y tener todo lo que se necesitaba. Todo iba saliendo bien, ya tenía la harina y el aceite, faltaban las harinas y los vegetales.

Para la harina tocaba una cola, eso lo sabía, pero no pensé que estaría allí ¡hora y media! ¡Cuando plum! un dolor aviso que la reina roja habría llegado, supongo que a toda chica debe pasarle alguna vez una visita inesperada vestida de blanco. Así que los vegetales serán para otro día, yo salí corriendo a casa.

La tormenta empezó a las 3 de la tarde, (estoy escribiendo esto realmente en la madrugada) y llego a su punto más álgido después de las 9 creo. Y ahora sí, la ley del hielo, de mantener todo a distancia y a lo necesario, porque una vez dichas las palabras no se pueden recoger.

Así se suma otro día a mi agotamiento mental, mientras busco alguna buena serie para escapar.